Una de las imágenes más icónicas para los turistas que visitan China es la de tomarse una foto en la Gran Muralla, un indiscutible símbolo de la ingeniería y la grandeza del hombre en el paisaje oriental. Sin embargo, esta magnífica obra ahora tiene competencia. Desde el continente africano ha surgido una iniciativa en 2004 que busca rivalizar con la majestuosidad de la muralla china. A continuación, te explicamos en qué consiste esta iniciativa.
Desde el año 2007 se está llevando a cabo la construcción de una muralla que cruza el continente africano de este a oeste. Sin embargo, no se trata de una muralla hecha de cemento o concreto, sino de árboles. Este proyecto es conocido como la Gran Muralla Verde y tiene como objetivo principal detener la desertificación del continente y los devastadores efectos del cambio climático en esa región. Aunque el proyecto fue lanzado en el año 2005, fue dos años más tarde cuando realmente comenzó su ejecución.
En detalle La Gran Muralla Verde Africana
Atraviesa un total de 11 países, específicamente en la región del Sahel, al sur del desierto del Sahara. Tiene una longitud aproximada de más de 8.000 kilómetros y una anchura de unos 15 kilómetros.
Mira TambiénFast Fashion vs Slow Fashion: Enciende tu estilo y tu conciencia en 2024La siembra de árboles se enfoca en plantas que no solo sean nativas, sino que también brinden otros beneficios. Por ejemplo, el árbol de Acacia no solo proporciona sombra, sino que sus raíces retienen el agua en el suelo, lo cual ha sido clave para revertir la sequía en áreas donde antes se habían secado los pozos. Además, se plantan otras variedades de árboles que son utilizados por las comunidades con fines medicinales o como alimento.
En los últimos tiempos, se han implementado cuidados especiales y se han utilizado hongos genéticamente modificados en las raíces de las plantas. Esto permite que puedan soportar y retener más agua, mejorando así su rendimiento y conservando la humedad durante los largos meses de sequía. Todo esto se traduce en árboles más fuertes, frondosos y con abundante follaje. Como resultado, los flagelos como la hambruna y la escasez de recursos hídricos, tan comunes en estas áreas, disminuyen de manera constante.
El país que ha plantado la mayor cantidad de árboles y ha demostrado un mayor compromiso con la iniciativa es Senegal. Desde que comenzó el proyecto, ha logrado plantar 11 millones de árboles. Además, en esta nación se destaca el apoyo hacia la iniciativa por parte de los principales líderes tribales de la zona, quienes impulsan su desarrollo. En entrevistas con reporteros enviados por medios como la BBC de Londres, estos hombres resaltan que no solo se trata de un beneficio medioambiental, sino que también tiene un profundo impacto en las comunidades, donde está surgiendo una nueva economía.
Esto se debe a que las mujeres son empleadas como supervisoras, agricultoras y/o encargadas del cuidado de los árboles y los cultivos cercanos a ellos, los cuales son el resultado de revertir la desertificación. Esto se debe a que el suelo, al tener agua y sombra, se vuelve más fértil y se puede cultivar. Esto tiene un impacto muy positivo en la generación de empleo, ya que se mejora el acceso al agua y los alimentos. Con estas oportunidades, los desplazamientos forzados de poblaciones enteras que huían debido a la falta de suministros han disminuido a medida que avanza la muralla.
Otro dato positivo es que la escolarización de niños y adolescentes ha aumentado en las comunidades cercanas a la muralla. El costo total de la muralla ascenderá a 8 mil millones de dólares. Los recursos provendrán del Banco Mundial, las Naciones Unidas, la Unión Africana de Naciones y, en menor medida, de los Jardines Botánicos del Reino Unido, quienes ya han expresado su intención de continuar apoyando esta iniciativa.
Estas iniciativas son más que necesarias y deben difundirse en todo el mundo. Debemos tomar el ejemplo de Senegal, que es un referente en este ámbito, y seguir trabajando con constancia y compromiso para lograr resultados similares.