La Provincia de Chubut en La Patagonia Argentina, es conocida por las flores de Trávelin, sus ballenas de Puerto Madryn o los pingüinos de la Península de Valdés. Y ni hablar de sus recursos naturales en abundancia como el petróleo o el viento, siendo un referente en materia eólica en todo el país e inclusive la región, gracias a sus enormes parques y turbinas que adornan la ruta número 3, de Trelew a Puerto Madryn.
Todavía tiene más para aportar y ser descubierto este maravilloso lugar, el valle interior del río Chubut es la Gesta Galesa. Si bien los primeros habitantes de la zona se remontan a los pueblos originarios, quienes eran nómadas, los que le dieron la forma y estructura que conocemos hoy, fueron los galeses. Durante el siglo XIX, tras la fuerte persecución y sometimiento inglés, donde les imponían, idioma, costumbres, religión y gobierno, los obligó a buscar nuevos horizontes en la salvaje y desconocida Patagonia argentina.
A su llegada a tierras australes, los galeses, que, dejando atrás su húmedo y verde país, tuvieron la primera gran decepción. Las condiciones en la Patagonia, no era para nada lo que ellos esperaban, básicamente era un desierto, con vientos tempestuosos, temperaturas extremas en invierno y verano, así como carencia de agua. Algunos simplemente dieron marcha atrás, otros siguieron su camino hacia la cordillera; un pequeño grupo hacia el norte, y otros pocos valientes decidieron hacer de ese lugar inhóspito su nuevo hogar.
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Los galeses decidieron alejarse del mar y adentrarse en la tierra, siguiendo la desembocadura del río Chubut hasta llegar a un pequeño valle. El viento polvoriento, el suelo seco les hacía difícil adaptarse, más un crudo invierno, con condiciones extremas, lo más fácil era tirar la toalla y volver a casa, pero algo inesperado les trajo esperanza.
A diferencia de la época de la conquista, que concluyó con la colonia y masacre de pueblo originarios, los galeses recibieron ayuda y apoyo de las poblaciones mapuches- -tehuelche.
El encuentro que lo cambio todo
Se produjo porque los niños de ambas comunidades, inocentes y libres de cualquier prejuicio se encontraban para jugar en los ásperos alrededores de su comunidad.
Mira TambiénEl Gigante del Sur: Descubra la ballena franca austral de Argentina , Parte 2Esto representó un antes y un después para la gesta galesa, quienes recibieron instrucciones de cómo cazar y donde, el uso de las pieles, así como técnicas de agricultura propias de la zona, así como aprovechar los recursos y su máximo uso; esto les permitió asentarse formar asentamientos como Trelew, que en galés significa el pueblo de Luis, en honor a su fundador Lewis Jones. Fue uno de los impulsores de la gesta, conjuntamente con el barón de Madryn, por cuyo titulo se le otorgó el nombre a dicha ciudad.
Pero a pesar de esa ayuda inesperada y esos fuertes lazos de amistad y mezcla de culturas que perduran hasta el día de hoy, los galeses siguieron siendo superados por el clima hostil, hasta que una mujer realizó un descubrimiento que cambio para siempre la historia. Las pocas familias que habían quedado de las 161 personas que vinieron en el barco Mimosa, se establecieron a las orillas del río Chubut, dedicándose a la agricultura, pero sin tener mayor éxito en la cosecha por la escasez del agua.
El paso a la agricultura
La esposa de Aaron Jenkins, Rachel, propuso a su esposo hacer una zanja desde el río, ya que había visto que el agua corría más arriba del nivel de la tierra de su plantación; dicho canal les permitió teñir de verde el suelo y cambiar el rumbo de la gesta galesa.
Esta técnica de irrigación usada por la humanidad desde hace más de 4000 años fue replicada en las otras granjas, logrando con éxito la cosecha y un cambio definitivo de la geografía. Gracias a esto floreció a la gesta, permitiéndole asentarse y fundar otros asentamientos como Gaiman. Este descubrimiento de Rachel Jenkins, hoy en día es recordado con diversas estatuas en la zona que honran la fuerza, valentía y determinación de la mujer galesa y su incontable aporte al éxito de la comunidad.
Con el paso del tiempo en la Patagonia Argentina
Los galeses fundaron escuelas, iglesias donde su idioma, religión, tradiciones perduran hasta hoy; como por ejemplo la ceremonia del té galés, que se puede realizar en cualquier ciudad del Valle. En las numerosas y pintorescas casas de té, o en sus escuelas locales donde los niños aprenden tanto en español como en galés. La zona se ha convertido en un reservorio de la cultura y el idioma de este lejano país, cuyos literatos y lingüistas fascinados llegan a tierras australes para estudiar el idioma y la riqueza del mismo.
Pero no sólo se limita intelectuales el viaje, porque jóvenes galeses realizan intercambios con los descendientes de la gesta; en su mayoría los intercambios se realizan a la región de origen de los primeros en asentarse, esto mantiene más que vivo los fuertes lazos, así como la fascinación por esas tierras lejanas.
De la gesta galesa se pueden aprender tantas lecciones para la vida, hoy en día sigue siendo todo un ejemplo de cómo el ser humano puede reinventarse y seguir hacia adelante.
La importancia del rol que desempeño la mujer, con su fortaleza tanto física como mental, así como la tenacidad e ingenio para obtener una solución ante uno de los mayores problemas.
Los niños con su inocencia y humildad, les permitieron tener los aliados menos esperados; así como esa alianza basada en el respeto mutuo de tradiciones y cultura, focalizándose en los puntos en común. Más que en las diferencias les permitieron a los galeses la doma de la Patagonia.